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lunes, 9 de mayo de 2011

Y el siempre creyó que con cerrar los ojos nadie le veía.


Nunca se resignó a que los Reyes Magos fueran concejales. Dibujaba siempre su nombre en los cristales que daban al patio de luces de Nunca Jamás. 

No quiso crecer y el Pan de Peter se endurece día a día. Su callejón se olvida se olvida en casa la salida y baila con lobos tangos tristes de Gardel. 
Y al amanecer, su primavera fué violada en una esquina, con tanto héroe de corbata y gabardina el gato al agua se llevó como siempre la heroína. 
Le gustaba pensar que contruiría mil castillos en el aire, por si el infierno ya no fuera edificable cuando un mal pico lo juntara con Satán. 

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