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jueves, 31 de marzo de 2011

Una canción no es nada, solo eso, un espejo en el que puedes verte por dentro un instante. No puede parar un tanque, pero puede partirle el corazon al guerrero que lo conduce.

Este adiós no maquilla un hasta luego, este nunca no esconde un ojala, estas cenizas no juegan con fuego, este ciego no mira para atrás. Este notario firma lo que escribo, esta letra no la protestaré, ahórrate el acuse de recibo, estas vísperas son las de después. A este ruido tan huérfano de padre no voy a permitirle que taladre un corazón podrido de latir. Este pez ya no muere por tu boca, este loco se va con otra loca, estos ojos no lloran más por ti. 
Fdo: Un Dios.

"Aprendí que las malas compañías no son tan malas y que se puede crecer al revés de los adultos, y supe, al fin, a qué saben los aplausos y los besos y el alcohol y la resaca y el humo y la ceniza, y lo que queda después de los aplausos y los besos y el alcohol y la resaca y el humo y la ceniza. Tal vez por eso mis canciones quieren ser un mapamundi del deseo, un inventario de la duda, siete crisantemos con espinas"

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