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sábado, 26 de marzo de 2011

Dime -arrasa- y Dios tirita.

No sé dónde leí que en el invierno más temible hay un verano invencible. Algo así deben ser mis noches de autocastigo, de soñar contigo.. De esa clase de inviernos quiero pensar que está hecha mi sonrisa insomne, la nada de mis bolsillos.. A lo mejor de esos inviernos está trazado el contorno del abismo del que hablan los laureados malditos, los poetas de mierda, aunque lo mas probable es que sólo sean eso, un puñado de versos destinados al que sabe que su invierno no dará paso a ninguna florida primavera y que ésta no predecirá a ningún verano invencible. 



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